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Alberto Biesok: Árboles que vi en mi memoria

ALBERTO BIESOK
Galería Aitana de Burriana, Castellón. Julio 2008.
Alberto Biesok nos adentra en lo más profundo de la naturaleza proponiéndonos una visión de nuestro entorno melancólico, con un cierto aire de misterio que nos acerca a los grandes paisajistas del s.XIX, como el británico William Turner, con un toque personal que no deja de recordarnos a los románticos alemanes como Caspar David Friedrich.
Su obra nos presenta una mirada de entre la hierba o matorrales de los árboles, resaltando la magnitud y la nobleza de estos seres vivos que sufren las inclemencias del tiempo y las más que inoportunas acciones llevadas a cabo por la mano del hombre.
Biesok nos dirige hacia una visión más natural, casi mental y sentimental de los árboles que el visitante absorbe en experiencia.La muestra destaca por el halo romántico que circunda toda la exposición gracias a una gama cromática oscura y la vez fría que muestra a los árboles escondidos, que aparecen y desaparecen entre los rayos del sol. La atmósfera que predomina es la de atardeceres o amaneceres creando una luz etérea que embellece aún más a nuestros árboles aún cuando se encuentran entre nubarrones negros.
Lo curioso de la muestra es la forma que tiene Biesok de presentarnos a los árboles como sujetos individuales y únicos en busca de su propia verdad, dotándolos de un protagonismo más que merecido como elementos principales del motivo propiamente en sí paradójicamente al tratamiento que hacían los famosos paisajistas británicos del s.XIX -J.Constable y W.Turner-, los cuáles plasmaban grandes tempestades así como paisajes campestres donde los árboles eran tan solo un componente más.

Alberto Biesok nos invita con su obra a meditar, a detenernos un instante, dejando atrás miradas perdidas y fugaces, que sinceramente nos son indiferentes y resultan vacías ante nuestras emociones.
Sus cuadros, sin lugar a dudas, captan y atraen nuestra atención por su gran poder de atracción, por su riqueza, por su misterio y, sobre todo, por el mensaje que parece que intentan transcribirnos los árboles.
Es como si a través de los pigmentos, de la técnica mixta sobre el lienzo que emplea Biesok, los árboles quisieran conectar con nosotros -aún a pesar de estar caídos, o de tener los troncos partidos- transmitiéndonos todo su valor además de su fortaleza y nos acogieran como si de los brazos de una madre que vela por sus hijos se tratase.

Biesok nos muestra en esta exposición de máxima calidad artística a seres vivos que pesar de ser castigados y olvidados por la mayoría de los humanos siguen sustentando a esta humanidad encantada que sucumbe ante los encantos de la globalización.

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