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Amparo Dols: huellas etéreas de la memoria

La Exposición «Estancias» de la artista Amparo Dols (Castellón, 1949) recoge una selección de pinturas realizadas entre los años 2000 y 2008, donde el gran protagonista, en este caso, es el soporte -tela y madera-. Buscando, en la mayoría de sus obras, el dibujo que deja la sombra en un intento de tridimensionalidad.

Todas las piezas, que se presentan aquí, hablan de un viaje, la ilusión de un proyecto personal y la desilusión de su realización, convirtiéndose, así pues, en un viaje imaginario. Por lo que, la esencia residiría en la preparación y en la frustración simultáneamente de dicho sueño.
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La artista castellonense evoca las sensaciones orientales con sus batiks, sin abandonar su particular lenguaje, lleno de color, derramado sobre la tela arrugada en un procedimiento de teñido oriental a la cera, técnica natural, a la que le superpone plegados topológicos para no dañar la tela de forma agresiva. Amparo nos brinda sus batiks orientales porque son manifestaciones de su propio espíritu Zen, motivado por su filosofía personal. De la misma manera, sus cuadros pueden considerarse minimalistas porque así es su propia experiencia. La muestra genera belleza, delicadeza, que concentra la creatividad con el destino, el trabajo con la fantasía y el color con la ensoñación. La muestra transpira sencillez y feminidad, con la ayuda de materiales como el papel, cartón, varillas de madera ligera o el tejido que durante siglos se ha relacionado solamente con las labores femeninas. Utiliza los materiales que tienen a mano; telas de diversos colores y texturas con las que teje las composiciones, que tejidas bajo una perspectiva individual llegan a alcanzar una global; creando así, una visión, una sensación de esfuerzo y fuerza unificada que resulta entrañable aunque se vislumbre como una labor en serie. Se podría hablar, pues, de la idea de un trabajo conjunto, sin discriminación, unido por un fin común: reivindicar las tareas femeninas. Así pues, se realzaría y se valoría, al mismo tiempo, el trabajo femenino infravalorado durante años, reafirmando a la mujer y a sus quehaceres domésticos. Presenciando, de esta manera, el retorno del arquetipo de mujer como Diosa, dotada de feminidad y belleza, como mito. A su vez, el colorido de sus trazos aúna a la perfección el marco con el lienzo, creando un conjunto armónico.

El título de la muestra “Estancias” no pretende representar nada real, sino evocar las huellas impalpables con propósito de retener sensaciones, sentimientos o nostalgias intensas sin imagen, por medio de texturas, gamas y tonalidades que permanecen suspendidas en la memoria del recuerdo.

El trabajo aquí expuesto es el resultado de una sensible y profunda investigación sobre la respuesta de los colores a un propósito de imaginación casi lírica, en la que la forma pretende ser como la representación del sonido sobre la tela, hablamos pues, de sinestesia. Es decir, a cada tonalidad le correspondería una nota musical. Hasta crear una melodía que invita a la ensoñación. Así pues, Amparo ofrece una panorámica ambiental, armada de sutileza, sugestión y romanticismo que son como poemas sonoros transfigurados en color.

Al mismo tiempo, nos encontramos con que las creaciones de Amparo Dols ensalzan la idea de imagen como medio universal. Que ella misma, consigue, a través de la pintura sobre madera o tela, dependiendo de la ocasión. No en vano, en la trayectoria artística de Amparo, destacan sus pinturas de atmósferas cromáticas que llegaron a conformar, de forma característica, su abstracción de carácter tenue. Para pasar a trabajar, en la década de los ochenta, sobre soportes de madera toda una serie de pinturas dónde las referencias y alusiones a la geometría y a la arquitectura eran innegables. Para seguidamente, pasar a construir, alrededor de los años noventa una nueva abstracción, conseguida básicamente mediante el juego, que establecía entre los diferentes niveles de apoyo. Combinando en la obra materiales de diversa índole, a modo de collage, bajo su propio buque insignia: la graduación de colores. Consiguiendo una base uniforme de diferentes texturas de reminiscencia oriental con un cierto toque poético.
Su obra, en definitiva, es una bocanada de aire fresco, que proviene de las emociones pausadas que Amparo nos trasmite desde la profundidad de sus emociones.

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