Intersticiales
“Cada época inventa sus propias técnicas infames de destrucción”.
(Bruce Bégout, Le ParK)
Construir una memoria visual de los espacios en tránsito, un archivo documental sobre el entorno, sobre el paisaje contemporáneo que nos rodea y que estamos acostumbrados a ver pero al que no prestamos suficiente atención. Ese es, a grosso modo, el objetivo que Agustín Serisuelo se ha marcado en este proyecto en curso que fija su mirada analítica en la circunvalación de Castellón, una vía de comunicación que envuelve la ciudad y tiene como propósito específico mejorar el tráfico y el acceso a la ciudad. No obstante, esta variante produce otro tipo de situaciones, además de las propias de la circulación, que no resultan tan «positivas» y que plantean numerosas cuestiones sobre la funcionalidad de la misma, el trazado urbanístico en general y la especulación que ha provocado una imagen velada de la ciudad.
Esta alternativa viaria puesta en marcha a partir del año 2003 encierra y aprisiona la ciudad como lo que es, un cinturón de asfalto con rotondas a modo de orificios para ensartar la aguja del cierre. Todo ello marca visualmente la frontera entre lo urbanizado/progreso y los terrenos baldíos/pasado, recordándonos el término francés “terrain vague”: territorios improductivos, obsoletos, indefinidos…
Existe, por tanto, un espacio vacío y oculto, también intermedio, ficticio, marcado por múltiples vallas publicitarias que persiguen al conductor o ciudadano de a pie durante todo el trayecto y que les obliga a contemplar una versión manipulada de la realidad, impidiendo, además, la visión del espacio restante, que sí es real. A saber, por un lado, la destrucción de un pasado agrícola que no se ha sabido ni querido conservar para construir un futuro hipotecado, del que ya estamos pagando los intereses. Por el otro, una memoria de espacios, contenedores de experiencia y vivencias con sus dosis especulativas que comulgaban con la ecuación “Expansión sin medida igual a Progreso”, una excusa para el enriquecimiento rápido y fácil que ha caracterizado a la sociedad española antes de la actual coyuntura económica. En este sentido, todo se convierte en un enorme parche, de soluciones rápidas, crematísticas y poco saludables. ¿No es irónico que las áreas públicas y comunes se construyan alrededor de una circunvalación? ¿Qué valor le estamos confiriendo al espacio público?
En definitiva, Serisuelo concibe su entorno de forma espacial, le interesan tanto los espacios arquitectónicos como los vacíos. No duda en confrontar la monumentalidad urbana contra la improductividad de los espacios contiguos, creando una visión panorámica de todos ellos a través de la superposición de imágenes de la circunvalación de Castellón y sus alrededores, dando lugar a un efecto de tridimensionalidad que dota a sus fotografías de un carácter escultórico inconfundible. De nuevo, destruye para volver a construir la realidad que nos es vedada. Profundiza en la percepción y juega con ella para resaltar y analizar los espacios intersticiales, que dividen y delimitan la ciudad y que para él simbolizan el pasado, presente y futuro del municipio. Podría decirse, que ofrece distintos puntos de vista para obtener una concepción global, a parte de sacudir al espectador con sus creaciones visuales para entender la realidad sin artificios. Y es que, sobre todo, Serisuelo quiere que pensemos, que valoremos y seamos críticos con lo que está aconteciendo no solo en Castellón sino a nivel global. Lo verdaderamente importante de su investigación no son las imágenes, sino los espacios. La extensión, la dimensión, el sitio, el lugar que ocupan y su finalidad son igual de relevantes, estén o no habitados. Todo espacio tiene un propósito de ser. ¿Conocemos realmente el territorio que habitamos?
Texto © Irene Gras Cruz
Fotografías © Agustín Serisuelo
© Ajuntament de Castelló 2014
Irene Gras Cruz 