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Chiharu Shiota: urdimbre poética

Hablar de Chiharu Shiota es hablar de la cultura japonesa y todo lo que ello conlleva. Es silencio, ausencia, respeto, meditación… pero, sobre todo, es tradición. La obra de la artista, sin duda, invita a dialogar sobre la convivencia de las diferentes culturas que conviven hoy día. En ella, además, se aprecia cómo ciertos elementos se aúnan en una simbiosis perfecta entre Oriente y Occidente a través de una acción común como es la de tejer.

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Cartas de agradecimientos, Chiharu Shiota, EACC. Fotografía de Pau Bellido.

Shiota juega con la concepción occidental del ser y la nada y con la oriental en la que el vacío se encuentra en todo lo que existe. La artista crea su propio espacio, un espacio que manipula a su antojo a través de la maleabilidad que le proporciona un material tan común y sencillo como la lana. Vacía ese espacio, lo llena, lo entrecruza y enmaraña otorgándole una sensación laberíntica. Oscuridad, silencio y movimiento son las pautas básicas para seguir y entender esta exposición. La directora de Cultura y Exposiciones de Casa Asía, Menene Gras Balaguer, hace hincapié en la vacuidad de su obra, que bajo esta perspectiva se considera origen del ser y el cosmos, por lo que se podría decir que el vacío no responde a los estereotipos de la negatividad que se suele asociar a la ausencia y a la carencia, ya que el ser ya está allí –incluido– y su primera forma de aparición se encuentra en el estadio del no ser. Es decir, la potencialidad de lo que se ha vaciado o construido es en realidad la aparición de un nuevo espacio –ser– que multiplica la posibilidad del existir. En ‘Los Mitos de Japón’, Carlos Rubio comenta que la idea de vacío es fundamental en el budismo porque la realidad última del universo es la vacuidad, que lejos de ser una noción negativa es el equivalente del reposo o la quietud y el cese de la multiplicidad. Se incide, así, en el concepto de que venimos del vacío y volvemos a él. Un vacío que en contraposición, y en este caso en concreto, se rellena con las 8.000 cartas de agradecimiento, palabras y emociones que vibran y se mueven cual hojas en el árbol conformando un paisaje. Un paisaje negro y silencioso, eso sí, que representa tanto la infinitud como la caducidad, hecho inherente e inevitable en nuestra existencia –ciclo de la vida–. Lo que podría llegar a ser y lo que ha sido pero ya no es se refleja en la obra de Shiota de forma que invoca lo que era, dejando abierto un sinfín de posibilidades; lo que no existe puede reaparecer bajo un ovillo de lana creando múltiples formas en la misma existencia.

inmersión cultural

La muestra que alberga el Espai d’Art Contemporani de Castelló es una inmersión en el mundo de la poética japonesa –haiku– en sí misma; se trata de la exteriorización de una experiencia interior que brota de la escritura y que se revela a través de múltiples hilos entrelazados de las que cuelgan y oscilan miles de cartas venidas de todo el mundo. Cartas de agradecimiento en una sociedad a la que cada día le cuesta más dar las gracias; cartas que han quedado relegadas y casi sepultadas por las nuevas tecnologías, olvidadas por la red que ha se ha tejido a través de las diferentes redes sociales.

Shiota se revela contra la urdimbre tan tupida y opaca que se ha forjado a través de Internet, una red que bloquea el acceso de información y entorpece la comunicación entre nosotros, una red que no nos deja tiempo para sentir y expresar realmente nuestras emociones. Se parte de la oscuridad en la que vivimos sometidos, una sociedad que nos impide ver más allá de un ‘emoticono’, a la espera de la liberación que proporciona la escritura. Imaginación, sentimiento y poder hecho palabra. Por ende, Shiota trabaja de forma artesanal, rescata y valora el acto mismo de la escritura, representadas por un escritorio y una silla que se nos presentan inaccesibles bajo grandes capas de hilos negros de lana, reprimida y contenida a la espera de ser rescata. La simplicidad de lo cotidiano y del entorno doméstico de la mujer  –representado por el ovillo de lana– se torna en el conductor imprescindible para componer gracias a las palabras una red de sensaciones que nos hace formar parte de un ser superior, del todo y la nada.

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Cartas de agradecimientos, Chiharu Shiota, EACC. Fotografía de Pau Bellido.

En esta instalación los hilos representan el fluir, la reciprocidad y la comunicación que se dispersa y se multiplica generando diversas direcciones. Sencillos y delicados pueden ser interrumpidos o seccionados pero se expanden como diásporas creando una circulación genuina que pasa de generación en generación.

Un montaje excepcional que cautiva y atrapa al visitante desde la entrada y que lo acompaña hasta el final del recorrido. ‘Cartas de agradecimiento’ invita a reflexionar sobre las relaciones humanas,  sobre cómo nos relacionamos y expresamos.

 

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